martes, 14 de febrero de 2012

Alto Rendimiento Deportivo

El alto rendimiento deportivo es, sin lugar a dudas, algo insaludable y perjudicial para la salud. Aceptable para personas pasada una cierta edad (con pleno uso de razón) pero no recomedable para edades tempranas.

Las cargas a las que los deportistas se enfrenta, los volúmenes de entrenamiento, el impacto que supone, tanto a nivel fisiológico, óseo y psicológico entre otros, supone un deterioro que suele pasar factura a largo plazo.

A raíz de este artículo, sustentado por la polémica publicación del libro de la ex-tenista Arancha Sánchez Vicario, me vino a la mente un extracto que leí hace bastantes años ya en la facultad de INEF con el título "mamá, ¿que quieres, una hija o una medalla?, que hablaba de las "penurias" que había pasado una ex-gimnasta rusa (creo recordar) en su etapa deportiva.

El problema, bajo mi punto de vista, es que en la mayoría de casos (no en todos, menos mal), son los padres los que quieren que sus hijos lleguen a ser algo en el deporte, los que fuerzan y tensan la cuerda hasta el extremo (y en algunos casos un poco más) y los que deciden que sus hijos, siempre que reunan una series de habilidades y un potencial superior a la media, vayan a vivir y a pasar su niñez a una escuela de tecnificación deportiva o centro de alto rendimiento.

No estoy en contra de que se deba apostar por una formación deportiva de alto nivel cuando se detecta un talento innato en un niño, pero resolveríamos muchos problemas preguntando a dichos niños si de verdad quieren eso y, sobre todo, cuidarles tanta la parte física como la psicológica, no hipotecando su vida a una sola carta, la deportiva. Debemos ser conscientes de que están renunciando a su infancia y a todo lo que ello conlleva, algo irrecuperable.

Parece ser que la antigua "escuela" de "no pain, no gain" o la de que "cuántas más horas mejor", olvidando y siendo un requisito casi indispensable el dejar los estudios prematuramente para tener más horas de entreno al día, es cosa del pasado. Los centros de tecnificación y los grandes clubes que reclutan niños están apostando por una educación integral en la que el ser muy bueno físicamente y tener talento no es suficiente, sino que además se le exigen resultados académicos, motivándolos a formarse y a tener alternativas fuera del deporte.

Además, la mayoría de los deportistas (sin contar los tops), viven a base de becas deportivas y lo que consiguen ingresar por patrocinio no suele ser demasiado. Evidentemente, excluyo a deportes como fútbol y baloncesto.

De ahí la importancia de tener vías para cuando acaba la carrera deportiva y la concienciación que están cogiendo los clubes sobre este tema.

Me parece que es la línea a seguir y que no se puede caer de nuevo en errores del pasado.

Saludos,

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